El beneficio de la cabuya se hacía en tres pasos iniciando por el desfibrado de las hojas de la penca, el posterior lavado de las fibras y finalmente el secado. La técnica más antigua fue el desfibrado con carrizo, usado por muchos campesinos “carriceros” del territorio hasta mediados del siglo XX.
Se trataba de un madero con una estrecha abertura en el centro donde se fijaba un zuncho metálico. Por allí se jalaba la hoja de penca varias veces hasta exprimir la substancia de la planta y retener las fibras naturales.