Algunos tierreros-silleteros en su dominio del bosque se especializaron en atrapar pájaros que les encargaban los clientes de la ciudad para ornamentación de las viviendas. También el azar y las circunstancias intervenían en el éxito de las capturas. La tradición era coger un pájaro y adiestrarlo en la casa como “cogedor” habituado por un tiempo en una jaula.
Las jaulas conocidas como “tramperas” se fabricaban en caña brava y en varillas. Para cazar un pájaro se llevaba la trampera al monte y se instalaba en un lugar estratégico teniendo en su interior al “cogedor”; ese pájaro servía para atraer a los otros hacia la jaula que tenía la puerta abierta al lado de una porción de comida como señuelo, la cual se cerraba automáticamente una vez la presa ingresaba.
Con este mecanismo hubo una época en la que muchos tierreros atraparon mirlos, turpiales, carriquís, azulejos, barranqueros. Esta última especie que ha sido la más representativa de Santa Elena, era muy solicitada por la gente de Medellín. Por fortuna, este tipo de prácticas extractivas ha disminuido y se han extremado los controles. En el caso de los tierreros-silleteros entrevistados, se evidencia una nueva conciencia con relación a los daños ambientales causados por la extracción de productos y especies silvestres, sobre todo en cuanto al sarro, las orquídeas y los pájaros.