El musgo se identifica como la capa vegetal superficial que sirve para retener el agua de los bosques garantizándoles su humedad, tiene la apariencia de un pasto verde muy corto y tupido. Al parecer, este era el producto más fácil de extraer pues se lo encontraba por todos lados, lo único que se necesitaba era levantar la capa vegetal.
Para extraer el musgo, los tierreros-silleteros debían conocer bien los lugares donde resultaba más productiva la extracción. Una vez allí procedían a escarbar con un machete, un azadón o con las manos, y recogían muestras que garantizaran el hallazgo del producto antes de iniciar el proceso.
Un fenómeno que aumentó la demanda del musgo eran los pesebres navideños. En casi todo el territorio colombiano existe la tradición de realizar las novenas de aguinaldos entre el 16 y 24 de diciembre; estas consisten en rezar oraciones y cantar villancicos durante los nueve días previos a la natividad del niño Dios, advocación católica que se conmemora el 25 de diciembre. El tema central de estas oraciones es el alumbramiento de la Virgen María en un humilde pesebre de Belén de Judá, de acuerdo con la historia bíblica.
Las oraciones que se rezan en Colombia se hacen junto a los pesebres elaborados dentro de las casas, reproducciones a pequeña escala del pesebre de Belén. Hace algunos años, era muy difundido en la construcción de estos pesebres el uso de productos naturales (tallos, hojas, ramas, chamizos, etc.), y uno de los elementos favoritos era el musgo, pues dadas sus características servía para representar montañas, pastizales y caminos.
Hoy en día, debido a las regulaciones ambientales y a las innovaciones tecnológicas, se elaboran pesebres con materiales plásticos o sintéticos, aunque es posible encontrarlos todavía con musgo, sobre todo en las zonas rurales.