Esas matas significan mucho

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Si alguien se merece el calificativo de “silletera de nacimiento”, esa es sin duda Martha Dolly Atehortúa. Su relación con la cultura silletera se remonta hasta el momento mismo de su nacimiento, en 1966. La historia que narra cómo llegó por primera vez a su casita en la vereda San Miguel evoca la imagen de su padre, Pablo Emilio Atehortúa, llevando en sus espaldas una silleta cargada con el peso de su esposa, quien a su vez la llevaba a ella recién nacida. Esta anécdota familiar evidencia un tradicional uso de la silleta como medio de transporte, no de mercancía, sino de personas enfermas y de mujeres en estado de embarazo o en trabajo de parto, cuando así lo determinaban las condiciones del territorio.

A partir de ese día, la vida de Martha ha estado marcada por las plantas y las flores. De su memoria se desprenden imágenes que evocan a sus padres llenando las silletas con las que tantas veces recorrieron la ciudad de Medellín en busca de un comprador para sus cosechas. En su memoria quedan también las palabras de su madre cuando comenzó el declive de la venta de flores: “tenemos que sembrar alguna cosa porque de hambre no nos podemos morir”. Estas palabras se convirtieron desde entonces en su motor y alivio durante los tiempos difíciles. Por eso las recuerda cada que puede, en los malos tiempos y en las malas rachas.

La identificación con la tierra, con la vida campesina y con la tradición silletera ha marcado la historia familiar de Martha. Ellos representan a ese silletero de oficio; aquel que se ciñe el cargador a la frente para llevar en sus espaldas los productos del campo y que conoce el trabajo de la tierra, la flor, la semilla y el esqueje. Por eso, para ella, “esas matas significan mucho”.

En las palabras de Martha convergen los soportes de la manifestación silletera. La forma como se refiere a sus plantas no solo refleja el amor por el oficio, sino también su relación con la naturaleza y con los saberes adquiridos a partir de esta.

Asimismo, su relato es atravesado por un reclamo constante para que el trabajo de las campesinas y campesinos tenga una mayor visibilidad, al reivindicar en todo momento esa vida esforzada que ella también celebra en cada palabra que utiliza para describirla.

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